Carlos Peña, recordando lo que significa ser rector de Universidad, vuelve a ir de frente contra uno de los miembros prominentes de la élite, el Sr. Ovalle. Además de bien escrita, es de una elegancia en la contundente sencillez de las razones de la sinrazón del jefe de los empresarios chilensis. "La amplia humanidad de Alfredo Ovalle se remeció apenas cuando reprendió a la Presidenta —porque eso fue lo que hizo— por su falta de autoridad. Como si revelara un secreto, se quejó de “un aire enrarecido”, y citando fortuitamente a Aristóteles —a quien sospecho no ha leído, porque o si no tendría algo de la prudencia que suele aconsejar el filósofo—, reclamó tomar el “timón más resueltamente”. Ovalle habló ex cátedra, como un maestro que aconseja a su discípulo —discípula, en este caso— en el difícil arte de gobernar. El reproche de don Alfredo ocurrió en el encuentro anual de Enade, esa reunión con nombre en latín —al leer el nombre del encuentro, cualquiera pensaría que todos los par...