por Michael Crichton* New York Times, Febrero de 2007 "Usted o alguien que ame puede morir a causa de una patente de genes que jamás debería haber sido concedida. ¿Suena descabellado? Desgraciadamente, es más que real. El patentamiento de material genético se emplea ahora para detener investigaciones, impedir estudios médicos y mantener información vital fuera de su alcance o del de su médico. Las patentes de genes retardan el ritmo de los avances en medicina relacionados con enfermedades en las que existe peligro de muerte. Dichas patentes elevan los costos de forma exorbitante: un estudio para el cáncer de mama que podría hacerse por $1.000 dólares, ahora cuesta $3.000. ¿Por qué? Porque el dueño de la patente de genes puede cobrar lo que quiera y, de hecho, lo hace. ¿Podría alguien hacer un estudio a menor costo? Seguro que sí, pero el propietario de la patente impide cualquier estudio a cargo de un competidor. Ese propietario es el dueño del gen. Nadie más puede hacer un estud...