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con una estrella en la frente


Cuando leí por primera vez a Kerouac, "Los subterráneos", y semana después, "En el camino", lo que más me calentó del libro fue esa hermandad, ese pandillaje luminoso en que se habían embarcado estos flacos allá por San Francisco. Algo de lo mejor de las primeras cien páginas de "Los detectives salvajes" discurre por la misma senda. El sentarse en torno a una mesa y partir de allí a crear o volver a ese mesón, a mostrar o dejar caer por el lado, esas páginas en que se está trabajando.

La imagen que va arriba habla de un momento similar de hermandad que se vivió durante los sesenta en estas mismas calles de pavimento roto y veredas con olor a orina. Me sumo a la blogatón armada por
Maza, aplaudiendo lo mismo de lo que Gonzalo y Marisol y Javier y Roberto y otros, son de alguna manera parte también.
De una fiesta con una mesa cada vez más grande. Como la de té club, sí. Donde cada vez se sirvan más botellas de buen vino, se cuenten nuevas historias de viejos viajes y se canté a voz en cuello que aquí sí ha nacido una con una estrella en la frente, y que se nos fue hace 40 años. salud!
Ah, Rodrigo Olavarría armó un baúl de tesoros. Clik acá.
Una relación que se viene a la cabeza al leer el siguiente párrafo en la prensa es con papá bob.
"Gastón Soublette, rememora esos años: "Siempre digo que Violeta es una de mis maestras. Ella me enseñó a ser chileno. La conocí cuando yo era director de programación de una radio y llegó con su guitarra. Yo había escuchado ya uno de sus discos y estaba impresionado, no sabía que existiera algo así, un folclor con melodías arcaicas, inspiradas en el Medioevo, que hablaban de pasajes bíblicos como el Apocalipsis, del mundo, de la creación. En sus investigaciones, ella se vinculó a la tradición folclórica chilena que tiene base hispánica, inspirada en el Siglo de Oro Español. Entonces me cantó muchas canciones y me confesó que no tenía a nadie quien las escribiera, que sólo las tenía en su memoria y así empezamos una colaboración de varios años. Yo le transcribía no sólo sus composiciones sino también sus recopilaciones".
Mamá Violeta y Papá Bob se mandaron un viaje al comienzo de sus viajes, en busca de los sonidos antiguos de su gente, sus workin' class hero: de los obreros, los ex-esclavos, woody guthrie, en el caso del sr. zimmerman, san carlos, las señoras de los velorios, la afinación simple que se usaba en el campo (alguna vez me la trataron de enseñar y era "demasiado" sencilla para uno acostumbrado a la actual), las canciones que venían de la época de la colonia, que cantaban los inquilinos y que los peones llevaban de un fundo a otro. Hay un movimiento análogo en esos dos viajes. Si yo fuera rico me dedicaría a escribir un libro sobre esa hermandad.



Una infinita tristeza: Run run

Comentarios

Anónimo dijo…
También es una belleza infinita, quiero creer.

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