Esta semana Yoani Sánchez -nació en los setenta, cuando la moda en Cuba era bautizar a los recién nacidos con nombres que imitaran a los soviéticos como Yuri- siguió haciendo esfuerzos para que se le permitiera viajar a Chile, al Congreso de la Lengua. Ella tiene un blog -Generación Y- en el que registra las vicisitudes de la vida en la isla, la frustración y las alegrías de millones de cubanos como ella que viven más o menos abrigados por un régimen que les evita las privaciones más obvias -les permite comer, instruirse, atenderse en un hospital- pero que a cambio los obliga a enmudecer o a morderse la lengua cada vez que asoma en ellos el deseo de emitir una opinión crítica respecto de quienes están en el poder. Ni siquiera las manifestaciones más dolorosas -si son críticas al régimen- se admiten: esta misma semana Yoani asistió a dar las condolencias por un preso de conciencia que se dejó morir de hambre, Orlando Zapata. Eso bastó para que fuera detenida por algunas horas. Los chile...