No deja de ser curioso que entre varios de los viajeros a Roma del próximo wikén se encuentren los hijos y nietos de quienes consiguieron con sus quejas sacar de Chile al padre Vives (mentor de Alberto Hurtado) y a través de las páginas del Diario Ilustrado, reclamaron contra su "falta de espíritu de unidad" y "falta de espíritu jerárquico". También algún obispo celoso constantemente lo cuestionaba y, entiendo, se murió sin reconocer su error. Todo esto, además de las peleas con el Partido Conservador, con algunas piadosas, con encargados vocacionales, etc. no saldrá por pantalla en los próximos días y de pronto, parecerá que todo siempre fue así, que el curita Hurtado siempre tuvo una aureola encima de la camioneta verde. Algo en la línea de una mirada más completa y compleja, me parece se encuentra en el espléndido artículo de hoy del profesor Carlos Peña, una suerte de rockero del derecho. "A juzgar por esa sonrisa ancha, levemente desdentada, los ojos bril...