"El 30 de Noviembre de 1974 mi madre María Julieta Ramírez Gallegos desaparece a manos de la DINA cuando, cumpliendo su deber de madre, fue a visitarme al campo de prisioneros de Tres Alamos.
El 30 de Noviembre de 1976 fui liberado y partí a vivir mi exilio a París. Para seguir con esta fecha llena de misterio, el 30 de Noviembre de este 2005 me encontré en una Corte de Apelaciones de mi país. Allí, esa mañana se pedía el desafuero del ex-dictador por el caso de mi madre, junto a otros detenidos desaparecidos de Villa Grimaldi.
La sala estaba llena. Por esas cosas del destino, y sin ni siquiera saberlo, mi ubicación en la sala fue a menos de 10 centímetros de Ambrosio Rodríguez, el abogado defensor del ex-dictador.
Escuché a los abogados querellantes que con pasión trataban de convencer con todo tipo de documentos las atrocidades cometidas en la época de la dictadura a un pleno que miraba todo esto como un film muchas veces visto y que -por lo tanto- ya conocen de memoria el final.
Cuando fue el turno de Ambrosio Rodríguez éste también lo hizo con pasión. Trató de convencer a los que estábamos ahí presentes que su defendido nunca supo lo que hacía la DINA. Por momentos su oratoria alcanzaba un tal delirio que daba la impresión de querer convencernos que su cliente ni siquiera sabía la existencia de ese servicio de inteligencia? El abogado usaba párrafos de la respuesta que Pinochet le daba al General Contreras en el careo que estos dos sujetos tuvieron hace algunos días atrás? En esos momentos su cliente tenía una memoria de elefante y era de una coherencia absoluta, se acordaba de todo. Su claridad lo llevaba hasta a pedirle disculpas al General Contreras por haberse « traspicado » el día anterior dando una información que no era correcta? Ambrosio hablaba y gesticulaba mostrando carpetas de otros juicios en los que su cliente había salido indemne e insistía que no se puede juzgar a una persona otra vez por el mismo delito? Para terminar diciendo que su defendido estaba más loco que nadie y que ha estas alturas de la vida no tenía idea de quién es quién. Ni quién venía de parte de quién?
Todo eso duró largo rato... En un momento me pregunté como hombre de teatro que soy lo interesante que sería cambiar con Ambrosio Rodríguez por unos instantes de rol y que fuera él hijo de una madre desaparecida y yo el abogado defensor. Sólo por unos instantes, para que pudiera sentir esta pena que llevo en el alma por más de treinta años? Yo defendería bien al asesino, tal vez mejor que él, porque yo soy un excelente comediante con más de cuarenta años de circo. Luego cada uno recuperaría su rol.
No seguí escuchando. Al salir de la audiencia pensé: en los tiempos de guerra son los padres los que entierran a sus hijos, en los tiempos de paz son los hijos los que entierran a sus padres? Vivimos tiempos de paz y yo aún no puedo hacerlo?
Mi madre no tuvo derecho a cementerio y es en los Tribunales de Justicia donde yo puedo rendirle sus merecidos homenajes y donde yo le llevo como flores amor, verdad y justicia.
Yo me siento en paz con ella porque ella sabe que mi amor que le tengo será mi venganza. "
Oscar Castro.
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