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Debate sobre reforma curricular de historia

El Mercurio desempolvó su papiros de momio y dio inicio a un cuestionamiento muy frívolo pero mediáticamente rentable sobre la reforma del currículo en historia apoyándose en seudohistoriadores y en la Sra. Santa Cruz, con formación en historia.
Jocelyn-Holt los denunció desde el Clinic y hoy, viene en elmer la respuesta de Claudio Rolle y Sofía Correa Sutil:

Martes 07 de Abril de 2009
Enseñanza de historia
Señor Director:

En nuestra condición de historiadores responsables de los objetivos y contenidos del currículum de historia y ciencias sociales, debemos hacernos cargo de las acusaciones que trae el editorial del 5 de abril sobre enseñanza de la historia. En primer lugar, es necesario precisar que el Consejo Superior de Educación jamás ha objetado los contenidos de historia "por su marcado sesgo ideológico" como allí se afirma. El Consejo sólo hizo observaciones específicas y puntuales en una única oportunidad, las que ya fueron incorporadas íntegramente.

De su lectura se desprende que lo que este editorial considera ideológicamente inaceptable es que se enseñe "la historia reciente", pero ello nunca ha sido objetado por ninguna autoridad de la República. El sentido de la propuesta curricular en historia se orienta a capacitar a los jóvenes para un mundo plural poniendo en juego su capacidad crítica y el desarrollo de un pensamiento cada vez más autónomo. De allí la importancia de abordar en el sistema escolar, en forma rigurosa y racional, la historia del tiempo presente.

Los lectores pueden estar tranquilos, por cuanto el currículum de historia no es un instrumento de malévola propaganda. Por el contrario, en él se parte de la base de que la consideración de diversos puntos de vista es esencial para la construcción del conocimiento histórico, sea éste muy actual o muy pretérito; por tanto, se espera que los estudiantes confronten diversas interpretaciones siempre que éstas estén fundadas en la investigación rigurosa e intelectualmente honesta. La historia es una disciplina en la cual el peso de las interpretaciones y las mediaciones es innegable; negarlo implicaría imponer las visiones sesgadas de algún sector social e ideológico, que es precisamente lo que busca evitar el currículum nacional."

Sofía Correa Sutil (UCh)
Claudio Rolle Cruz (PUC)


Editorial de El mercurio, Domingo 05 de Abril de 2009
Enseñanza de la historia

El Consejo Superior de Educación ha objetado ya en dos oportunidades las propuestas del ministerio del ramo para cambiar el programa de historia que se aplica en la enseñanza básica y la media: los programas y los materiales de estudio no han podido ser aceptados, por su marcado sesgo ideológico.
Ningún sistema educacional podría admitir un programa de estudios -o una cuota de él- que una proporción importante del país considere distorsionado, pues en la medida en que se intente imponer una visión parcial de la historia, el proceso de instrucción se convierte en un simple medio de difusión propagandístico o, al menos, puede ser considerado como tal por muchos padres de familia. Si buena parte de la población llegase a pensar que el sistema educativo nacional se está transformando en una maquinaria de adoctrinamiento, las consecuencias serían gravísimas, pues se afectaría el prestigio de la educación y el respeto que debe despertar la escuela. Con ello se pondría en riesgo más que las materias cuestionadas, pues habría motivos para la suspicacia ante todo lo que ahí se enseñe.
La información que se ha dado a conocer respecto de las propuestas del ministerio justifica ampliamente la aprensión del consejo que objetó los cambios. Si hay un tema difícil de enseñar en el sistema de educación formal, es la historia reciente. En muchos países, los programas de historia no incluyen la época contemporánea, porque no existe perspectiva suficiente para generar un cuerpo de conocimientos suficientemente consensuado. Además, aun sin mala intención, es fácil caer en interpretaciones erradas, y las consecuencias suelen ser inmediatas y de efectos políticos. Más allá de los conflictos políticos internos que sacudieron a Chile entre los años 60 y 80, las relaciones vecinales y las formas en que se enseñan en cada país revelan la complejidad de este asunto y subrayan la importancia de proceder con gran cuidado si se quiere fomentar la unidad y la paz, en vez de una eternización de las controversias.
Esta vez, los funcionarios del Ministerio de Educación fueron aún más lejos en su intento de imponer su punto de vista, y elaboraron y distribuyeron los textos que servirían de apoyo a sus ideas sin esperar el trámite de aprobación. Pero como las propuestas de ajuste curricular fueron rechazadas, los libros no podrán utilizarse. Quedarán como testimonio de la forma descuidada en que se trabaja en algunas reparticiones de dicho ministerio. Pese a la importancia que se atribuye a la educación para superar las desigualdades, impulsar el desarrollo y mejorar la calidad de vida de todos los chilenos, las actuaciones concretas de los funcionarios que de vez en cuando trascienden a la opinión pública no evidencian un afán de esmero en el trabajo. Más bien, todo indica que esta área crítica se ha administrado sin la imparcial diligencia que exige su importancia."



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