"La relación del dinero con la política -problemática, pero inevitable- se puso de manifiesto esta semana con tres incidentes: el bono ofrecido por Piñera (¡cohecho!, gritó el comando de Frei), las cifras del gasto de campaña (de nuevo Piñera se hizo una zancadilla a sí mismo) y la propaganda electoral que comenzó en medio de sanciones (gracias a un juez que aplica a la ley el mismo rigor que pone para salir en la foto). De todos, el más inofensivo fue el bono de Piñera. Llamarlo cohecho es un exceso retórico. Será útil en la refriega, pero es un exceso -serán innumerables de aquí a diciembre-. Anticipar una medida gubernamental dando las cifras -para abrir el apetito del electorado como si el asunto fuera una subasta- podrá ser de mal gusto, pero no es cohecho: es confundir el juego democrático con una licitación. Pero no es cohecho. Si hubiera que darle una interpretación más benigna, habría que decir que Piñera quiso asemejarse, con poco estilo, es cierto, al gobierno de Bachel...