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Padre Hurtado según Profesor Peña

No deja de ser curioso que entre varios de los viajeros a Roma del próximo wikén se encuentren los hijos y nietos de quienes consiguieron con sus quejas sacar de Chile al padre Vives (mentor de Alberto Hurtado) y a través de las páginas del Diario Ilustrado, reclamaron contra su "falta de espíritu de unidad" y "falta de espíritu jerárquico". También algún obispo celoso constantemente lo cuestionaba y, entiendo, se murió sin reconocer su error.
Todo esto, además de las peleas con el Partido Conservador, con algunas piadosas, con encargados vocacionales, etc. no saldrá por pantalla en los próximos días y de pronto, parecerá que todo siempre fue así, que el curita Hurtado siempre tuvo una aureola encima de la camioneta verde.

Algo en la línea de una mirada más completa y compleja, me parece se encuentra en el espléndido artículo de hoy del profesor Carlos Peña, una suerte de rockero del derecho.



"A juzgar por esa sonrisa ancha, levemente desdentada, los ojos brillando, el pelo cortado con descuido, y esa actitud corporal siempre en movimiento y en alerta -empuñando una pala, gesticulando con entusiasmo, la sotana al viento, conduciendo una camioneta, y hacia el final algo pálido y con el semblante insomne, como si incluso dormir fuera un despilfarro o una traición a los demás-, vivió en medio de esa rara felicidad, de esa bulla interior y esa melancolía que no excluye ni la duda, ni el sufrimiento ni el dolor. Estaba inflamado por la fe.

A juzgar por sus escritos, sus prédicas, sus temores, sus rabias y los recuerdos de quienes le conocieron y se dejaron hechizar por él, la suya no era esa fe tan frecuente hoy día, que se instala en sí misma, que se siente a sus anchas con el consumo conspicuo y el confort. Que se usa como un símbolo de distinción, de ascenso y de certeza. Como un signo de refinamiento espiritual. La suya no era esa fe exenta de la locura de la cruz. No era una forma de consuelo. No tenía nada que ver con los vapores metafísicos. No era un sucedáneo de la filosofía.
Era una incomodidad y un desafío. Una exigencia.

Sospecho que, por eso, él debió estar lleno de incertidumbres y de temores.Sospecho que debió dudar más de una vez de esa zarza encendida a la orilla del camino. Como si estuviera parado al borde de un abismo. Pensando una y otra vez si acaso valía la pena saltar. Quizá la fe no era más que eso, pensó. Una duda que se sostiene en sí misma y que se ahoga sólo cuando uno se vuelca a los demás. Una incomodidad que muestra que el mundo está mal hecho. Casi siempre por debajo de nuestros anhelos.Cualquier cosa, menos la simple certeza de lo sobrenatural.

Vivió en un Santiago que no es, claro, el de hoy día; aunque quizá se le parece. Por aquel entonces, cuando Alberto volvía de Europa con la cabeza llena de ilusiones, la mayoría de quienes morían no alcanzaban siquiera los catorce años. Los pobres, el servicio doméstico, los proletarios, habitaban conventillos, piezas de prestado, rincones debajo de los puentes, o incluso algo menos que eso.Una minoría de gente pasaba al lado de ellos y se reunía en los salones y en las misas como si lloviera. Encomendaban su alma a Dios y pensaban que, después de todo, siempre habrá pobres en este mundo.¿Qué tenían que ver la economía y el trabajo con la fe, con ese leve sopor que sentimos en el crepúsculo? -se preguntaban mientras caminaban a la misa, antes del almuerzo. Los domingos. Mientras dejaban caer una moneda.

Pero llegó Alberto con esa fe que no le hizo asco al mundo. Denunció entonces la injusticia. Casi perdió los modales. Iracundo, molestoso, convencido, inflamado, salivando. Sin temor al conflicto. Amo el combate, dijo, por amor al bien. Irritó a muchos, a demasiados. Lo trataron entonces de rojo, ¡de sociólogo!, de simple pedagogo. Lo acusaron de confundir el misterio de lo sobrenatural con este valle de lágrimas. Y la belleza quieta de la revelación, con la lucha de clases.Pero, insistía él, ¿cómo podían decirse católicos y caminar por entre la miseria tan tranquilos? ¿Éramos acaso sólo hijos del cielo? ¿No era el humanismo cristiano un llamado a la acción en vez de un simple relato conceptual? ¿Acaso la caridad era una huida? ¿La esperanza un espejismo para hacer andar la máquina? ¿La fe una superstición sofisticada? ¿No estaba Cristo camuflado entre los pobres? ¿Cómo podía conciliarse esta miseria con la mano providente de Dios? ¿Acaso la fidelidad a Dios no debía traducirse en justicia entre los hombres?

No estoy seguro de que todos quienes lo adorarán en los altares, tengan respuestas para esas preguntas. Por eso, quizá se preferirá acentuar en él lo sobrenatural. Lo misterioso. Y se repetirán los milagros y las apariciones. Las mandas. Las estampas. Los escapularios. Las sombras en la pared. Los tours al Vaticano. Los cánticos algo ingenuos. De fogata en la playa. El merchandising. La pulseras compradas en el mall. Se contarán historias suyas, anécdotas de cura bueno, levemente inocente. Se le convertirá en un ideólogo de la caridad a gran escala. En un simplón entusiasta. Se le transformará en un ícono de la filantropía. En un símbolo de esas cenas magras de una vez al año, donde la mano izquierda ve en las páginas sociales, y sin asomo de ninguna duda, lo que hace tu derecha. Se lo domesticará. Y temo que la espléndida insensatez de su fe brillará por su ausencia."

Comentarios

como bien dices, Carlos Peña es como un rockero del derecho, ya que nunca lo he visto tragarse nada de lo politicamente correcto... todo un ejemplo a seguir.

y en cuanto al Padre Hurtado, es obvio que ya lo domesticaron, es parte del sistema y el Hogar de Cristo, una gran empresa de la beneficiencia farandulera.

saludos,
m.
cienfuegos dijo…
no compartu tu ácida visión. una cosa es el discurso que la institución saca al espacio público (y es un discueso que quizá busca más logar consensos que poner la nota profética, sino de los noventa en el pais)y otra es el trabajo de calle que hace y ahí aún tengo algún nivel de participación y creo que es un formidable trabajo: en la calle, con los viejos, con los niños; y es un principalmente un trabajo en la frontera donde nadie más está; si alguien más se puede hacer cargo, el Hogar se va a otro tema y está permanentemente buscando temáticas y lineas de trabajo en favor de los más pobres.
durante 10 años trabajé en el Hogar defendiendo cabros presos y mi sueldo provenía, en parte, de los resultados de esa farándula y del vuelto en los supermercados, además del aporte estatal.
nadie dijo…
Que el hogar de Cristo se ha convertido en una mixtura extraña entre beneficencia y ejecutor de políticas sociales, es una realidad. Que al padre Hurtado lo domesticaron eso creo que no. Que alguien debe hacerse cargo, sí, esa es un máxima ética. Y la gran empresa resulta que gasta menos en administración que cualquiera otra fundación y es capaz de llegar donde los otros no llegan, de verdad. Entonces, claro que es el Estado quien debe hacerse cargo, no cabe duda. Y gran favor que el Hogar hace a la hora de diseñar políticas públicas. A prósito de benito baranda alguien me dijo "Yo creo en las políticas públicas...creo en la política a secas". Comparto plenamente esa postura... pero eso no tiene que ver con el Hogar sino con la capacidad ciudadana de exigir al Estado que cumpla sus funciones en el diseño de la política social
Unknown dijo…
Yo creo como tu bien dices .... que la veneracion al padre Hurtado es parte del mito que se tiene de el en la actualidad ...... muchos locos en su epoca fueron tremendamente cuestionados y hoy ante las historia nacional , son proclamados , eruditos , santos y artistas .... asi es Vicente huidobro y otros , como Pedro Aguirre Cerda.

Lo que hoy se rescata de ellos , no es lo que sus contemporaneos vieron .......

La historia se escribe con letra torcida.

PD: Si un hombre como Hurtado logro cambiar la vision de los pobres a los ojos de Chile diciendo que en cada pobre esta el rostro de Jesus , es de gran valor para las generaciones venideras. Creo un cambio de conciencia ........ Otro dato : ¿porque el paddre Hurtado buscaba niños de bajo de los puentes ? pues por que la pedofilia es mas antigua de lo que nos imaginamos.

Salu2
Estimado, al mencionar que el padre Hurtado fue domesticado, he querido referirme a su utilizacion mediatica, donde siempre se le muestra como un cura bonachon que hacia beneficencia y no como un hombre que lucho porque en Chile hubiera un cambio social, donde al pobre se le dejara de castigar y despreciar.

Para mi, ese es el gran logro del padre Hurtado: generar conciencia social y poner en practica las enseñanzas de aquella Iglesia catolica que se define a partir de los pobres.

En cuanto a su obra, el Hogar de Cristo, creo que es extremadamente peligroso que éste se transforme en LA institucion de ayuda social de Chile, en terminos que, por ua parte, pueda llegar a reemplazar al Estado en una tarea que es de bien comun y, por otra, llegue a monopolizar la ayuda que los particulares destinan a ayudar a los demas, en desmedro de otras obras de caridad que llevan adelante trabajos tan importantes como los del Hogar de Cristo, pero que no tienen la cobertura que el sistema le ha entregado a esta fundacion.

Pero por sobre todo, encuentro peligrosa la mezcla de beneficiencia y farandula, en donde el famosillo de turno y algunos que ya llevan años en el circo, pretendan instrumentalizar un trabajo social para fines personales.

Creo en la beneficiencia anonima, asi como creo que es deber del Estado y no de la caridad, el preocuparse de los mas desposeidos.

saludos,
m.
cienfuegos dijo…
marce: comparto plenamente tu preocupación por el nivel demasiado brillante que ocupa el Hogar. Te cuento que en todo caso, a través de una serie de convenios y figuras, el Hogar también comparte sus fondos con otras instituciones pequeñas y de ninguna capacidad mediática.

ahora, el tamaño del hogar también ayuda a que pueda discutir de igual con líderes y autoridades en ámbitos de su especialidad, y que sepa que no va a pagar grandes costos por ello, como temen las ong más chicas.

ahora, la cobertura que el sistema le ha entregado no ha sido una concesión graciosa entre ex ignacianos (yo no lo soy por cierto), si es lo que se pudiera entender. es financimiento a programas de reconocida solvencia técnica y a que como dice pame ( o nadie)está recontra probado que 100 pesos entergados al hogar lelgan casi en su totalidad a los más pobres y no se quedan entre la maraña burocrática de otros instituciones publicas o privadas.

lo otro puf, es una ecuación nunva resuelta: cuánto hay que exponerse mediáticamente para visibilizar un tema. en medio de lo que debord llamaba la sociedad del espectáculo, cómo tener una voz sin pasar por la chimuchina, ¿es posible?
siempre he estado entre quienes desearían menos exposición, pero también soy consciente de los problemas de financimiento que suele tener el Hogar para sus proyectos. Un abrazo y forza en tus estudios civilistícos en la ciudad de los café.
Carlos dijo…
bravo cienfuegos por tu blog -ya te he felicitado, me parece, en otro post.
Me encantó que hayas posteado acerca del Padre Hurtado, y conectado con el rockero...excelente descripción. En el último EL OTRO hay una entrevista a un cura jesuita que comenta acerca de estos temas; está bien buena.
Cienfuegos: te he incluído entre mis vínculos blogianos. Un abrazo.
Anónimo dijo…
Es como tarde ya, después lo leo con más calma, pero no me gusta todo este bombo que le han dado a lo del Padre Hurtado.
No les creo =_=
No fue el que dijo que la caridad no reemplazaba la justicia?



Quién es el rockero de Peña o_O ?
Roscoe dijo…
Interesante el punto de vista de Carlos Peña, claro que lamentablemente está sesgado por las mismas causas que le inculpa a los que ven al Padre Hurtado como el "Cura buena onda". Me explico.

El concepto clave en esto es la Secularización. Se trata de separar el aspecto divino de lo terrenal, y en el caso del Padre Hurtado, como en el de la mayoría de los que eligen la espiritualidad ignaciana, la acción proviene de una profunda convicción espiritual donde se reconocen tanto las mociones internas, las virtudes personales y el llamado a servir de la forma mejor a Dios.

El abogado ve a Hurtado como alguien netamente de acción y los piadosos como un ser místico; la verdad es que no era lo uno ni lo otro. Si se revisan no sólo sus libros sino sus cartas se puede notar su profunda espiritualidad y la importante conexión que tuvo desde su formación con el mundo intelectual.

Es más, en europa no sólo se dio cuenta de que los pobres vivían una pobreza más digna que en Chile, sino que tuvo la oportunidad de compartir personalmente con grandes pensadores de la época, ahí se le ocurió que el catolicismo era una respuesta positiva a las desigualdades, una forma de promover justicia social y armonía sin los efectos negativos de otras filosofías. Al llegar a Chile su primera tarea fue justamente de índole intelectual, donde pudo darle forma a su visión acompañado de sus ejercicios espirituales. Parafraseando a San Ignacio, no sólo el saber satisface el alma sino el gozar internamente.

Luego en la Acción Católica, podemos ver a un Padre Hurtado formador, que expone sus ideas afuera del clero. Empezaron los problemas con el Partido Conservador. Sin embargo el trato con los miembros del partido es de caballeros, las misivas que se mandan son respetuosas y se basan en la discusión de argumentos. Lamentablemente la presión de la jerarquía de la Iglesia lo obliga a renunciar a dicho cargo que tanto fruto había rendido en los jóvenes.

En ese tiempo empezó todo: El cuestionamiento de la relación entre el estado y la Iglesia, el cuestionamiento, el tomar la opción de vida católica, cabal, así como él la plantea como una postura que abarque todo ámbito de la vida. Estamos hablando entonces de un cura simpático que le dice a la sociedad ¿no son todos católicos? ¿Entonces qué hacen por los demás? ¿Les pagan bien a sus empleados? ¿Son justos con el prójimo? ¿Dictan leyes que promuevan el bien común y favorezcan al más desprotegido? Entonces no son tan católicos... están secularizando todo. No puede ser que para unas cosas sean creyentes y para otras dejen de serlo.

Entonces deja la escoba. Porque ni él se encuentra suficientemente bueno. Peor: los demás nunca se habían cuestionado esas preguntas. El pone al pobre, al prójimo como preocupación primordial en una época injusta. Y todo guiado por su profunda fe.

Hoy se corre el riesgo de que su mensaje sea aguado por aquellos que no quieren asumir esa tarea, por movimientos católicos que no promueven la justicia social (Opus Dei, Legionarios de Cristo, Neocatecúmenos, etc), por medios que quieren separar su obra de su espiritualidad, por la propia desidia nuestra de no querer averiguar más acerca de este gran hombre.

Yo creo que es un gran ejemplo para cualquiera, sea católico o no. Pero a los que somos católicos nos dice firmemente que debemos hacer el mayor esfuerzo de acuerdo a nuestras características (Magis), que si no lo hacemos está mal, que no somos verdaderos cristianos.
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