Ir al contenido principal

Porno para Pandas


"Videos sexuales logran que panda quede preñada

Los programas de educación sexual de China dieron hoy sus primeros resultados. La exhibición de videos permitió una osa panda quedará embarazada de forma natural lo que demuestra que la estimulación vía imágenes a estos animales es efectiva y abre las puertas para incrementar la mermada población de estos animales que apenas alcanza a mil 590 ejemplares.

Según informó hoy el rotativo "Beijing Morning Post", los veterinarios chinos que cuidan de Hua Mei ("China y América" en mandarín), preocupados por su precario conocimiento del apareamiento dado que nació en cautividad, mostraron a la hembra una serie de videos de apareamientos entre pandas para prepararla para una "cita a ciegas".

Hua Mei, que nació en el zoo de San Diego (EEUU) producto de la fertilización artificial de una pareja de pandas cedida temporalmente por China, regresó a su tierra ancestral, la reserva natural de Wolong (provincia suroccidental de Sichuan) en febrero.

Las sesiones de educación sexual parecen haber dado resultado, ya que Hua Mei dará a luz en septiembre, según el equipo de investigadores de la reserva.

El gobierno chino intenta desde hace años salvar de la extinción a los osos panda, todo un símbolo nacional en China, mediante programas de investigación de reproducción asistida para los ejemplares en cautividad, que suelen mostrar un bajo apetito sexual.

Por este motivo, en el año 2002, el Centro Nacional de Investigación de Reproducción de Pandas Gigantes de Sichuan puso en marcha un programa de educación sexual para pandas a través de videos con el fin de salvar la especie.

Los panda en cautividad asisten todas las mañanas a intensivas sesiones de videos de apareamientos ante los que, según los expertos, se muestran cómodos, siguen las imágenes con atención y, en ocasiones, muestran síntomas de una notable excitación sexual."
www.lanacion.cl

Comentarios

Entradas más populares de este blog

El Nuevo Coloso, de Benjamin Sachs

"Como todos los lectores saben, El nuevo coloso es una novela histórica, un libro meticulosamente documentado situado en América entre 1876 y 1890 y basado en hechos reales. La mayoría de los personajes son seres que vivieron realmente en esa época, e incluso cuando los personajes son imaginarios, no son tanto inventos como préstamos, figuras robadas de las páginas de otras novelas. Por lo demás, todos los hechos son verdaderos -verdaderos en el sentido de que siguen el hilo de la historia- y en aquellos lugares en los que eso no queda claro, no hay ninguna manipulación de las leyes de la probabilidad. Todo parece verosímil, real, incluso banal por lo preciso de su descripción, y sin embargo Sachs sorprende al lector continuamente, mezclando tantos géneros y estilos para contar su historia que el libro empieza a parecer una máquina de juego, un fabuloso artefacto con luces parpadeantes y noventa y ocho efectos sonoros diferentes. De capítulo en capítulo, va saltando de la narració

Tony Montana

  "¿Qué miran? Son todos unos imbéciles. ¿Saben por qué? No tienen los huevos para ser lo que quieren ser. Necesitan gente como yo. Necesitan gente como yo para poder señalarla con sus putos dedos y decir 'ese es el malo'. ¿Y eso qué los hace? ¿Buenos? Ustedes no son buenos. Sólo saben cómo esconderse, cómo mentir. Yo no tengo ese problema. Yo siempre digo la verdad... incluso cuando miento." Tony Montana,  Scarface  (1983)

Una oración muy muy larga o Aquí no hay punto aparte?

La columna es del NYT: "“No book worth its salt is meant to put you to sleep,” says the garrulous shoemaker who narrates the Czech novelist Bohumil Hrabal’s “Dancing Lessons for the Advanced in Age” (1964), “it’s meant to make you jump out of bed in your underwear and run and beat the author’s brains out.” Thirty-three pages into what appears to be an unbroken highway of text, the reader might well wonder if that’s a mission statement or an invitation. “Dancing Lessons” unfurls as a single, sometimes maddening sentence that ends after 117 pages without a period, giving the impression that the opinionated, randy old cobbler will go on jawing ad infinitum. But the gambit works. His exuberant ramblings gain a propulsion that would be lost if the comma splices were curbed, the phrases divided into sentences. And there’s something about that slab of wordage that carries the eye forward, promising an intensity simply unattainable by your regularly punctuated novel. Hrabal wasn’t th