Hoy a mediodía, Julian Barnes encantó al auditorio del Británico con su humor (inglés, hay que añadir, diría Flaubert), con su alegría por haber pasado su cumpleaños en un bosque de araucarias y su sencilla manera de no darse mucha importancia.
Ante una pregunta acerca de por qué sus libros eran un éxito respondió con un escueto "porque soy muy bueno".
Al final, medio tuerto (estaba sin uno de mis lentes de contacto, así que veía la mitad y el resto, ciego peor que mr. magoo) hice la fila para el rito de la firma, con mi ejemplar muy rayado e intervenido de "El loro" y le logré sacar un "estoy muy impresionado" al tiempo que hojeaba las marcas, y papeles pegados y escritos, de mi ejemplar. Un gusto de fans de aquellos.
Muy digno de una novela del dream team, a la señora que estaba delante mío se le acercó otra respetable que se identificó como "soy la ex mujer de Hernán G.". Éso se llama es problema de identidad.
Ante una pregunta acerca de por qué sus libros eran un éxito respondió con un escueto "porque soy muy bueno".
Al final, medio tuerto (estaba sin uno de mis lentes de contacto, así que veía la mitad y el resto, ciego peor que mr. magoo) hice la fila para el rito de la firma, con mi ejemplar muy rayado e intervenido de "El loro" y le logré sacar un "estoy muy impresionado" al tiempo que hojeaba las marcas, y papeles pegados y escritos, de mi ejemplar. Un gusto de fans de aquellos.
Muy digno de una novela del dream team, a la señora que estaba delante mío se le acercó otra respetable que se identificó como "soy la ex mujer de Hernán G.". Éso se llama es problema de identidad.
Volviendo al loro. Este pedazo de libro no me cansa. Creo que es el más logrado de todos los experimentos sobre las nuevas formas de contar los viejos chistes. Los juegos de Perec me aburren a las 100 páginas aun cuando sea admirable contar toda una novela sin la letra e, me termina pareciendo un ejercicio a lo Claudio Bravo pintando los vellos del antebrazo de un marroquí.
En cambio, en el loro, el uso de distintas formas y el invento de subgéneros es muy entretenido. Las tres cronologías, al comienzo, o el bestiario, al medio, o esa suerte de ensayo sobre los ojos de Emma Bovary donde se afila a la profesora Starkie, que Gallagher en una de sus columnas cuenta que afirmaba tener relaciones eróticas con el espíritu de Verlaine. En suma, que imagino lo entretenido de escribir así historias y luego, tipear el érase una vez, ya me da sueño, por mucho que le pongas mucha ironía, sexo y decepción.
Feliz con mi firma:
Acá dejo un video de Barnes leyendo uno de los cuentos de la Mesa Limón. El resto en youtube.
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