Tremendo Manuel Riesco, tremendo. Un caballero de estirpe. Un ejemplo de que renovación no significa un no a las canas. Una pena que no haya expresado nunca públicamente el mismo claro, franco y culto rechazo a Castro y sus violaciones a los ddhh.
"Estimado Senador Frei:
Me dirijo a Ud. para expresarle públicamente mis más sinceros respetos, reconocimiento y felicitaciones, por su desempeño durante la reciente campaña presidencial. Me correspondió participar en la misma como miembro del comando del candidato de izquierda durante la primera vuelta electoral, Jorge Arrate.
Junto a nuestro abanderado le brindamos nuestro apoyo oportuno y activo en la segunda vuelta. Dimos una buena batalla en circunstancias muy adversas y a la postre nos ganaron por un estrecho margen. Si hay alguien que no tiene responsabilidad alguna en la derrota por su desempeño en campaña, ese es Ud. Muy por el contrario, su figura se agigantó en el curso de la misma. Desplegó ante el país su tranquilidad, inteligencia, tenacidad, responsabilidad y extraordinaria solidez personal. Como bien dijo la Presidenta Michelle Bachelet, ha dejado muy bien puesto su nombre, el de su coalición política y el de todas las fuerzas progresistas.
Hemos sido leales opositores a todos los gobiernos de la Concertación a lo largo de veinte años. También lo fuimos del suyo. Especialmente cuando gestionó la traída de Pinochet desde Londres, impulsó iniciativas – frustradas, menos mal- que promovían la impunidad para criminales contra la humanidad y no recibió nunca a los familiares de sus víctimas. Principalmente gracias a su lucha, hoy existe evidencia judicial que su propia familia está trágicamente hermanada con ellas, por lo cual le extendemos toda nuestra solidaridad. Gracias a ellas, también, se han logrado avances importantes en esta materia vital para nuestra sociedad.
La principal responsabilidad de la derrota la tienen precisamente quiénes ejercieron el poder real, en desmedro de los partidos. Ellos maltrataron constantemente al movimiento social y la población en general, la atención de cuya justas demandas descalificaron como “populismo.”
Nunca consideramos que hizo un mal gobierno, ni mucho menos. Incluso en el error manifiesto de aplicar una política contractiva durante la Crisis Asiática, la principal responsabilidad correspondió al Banco Central. Sin embargo, criticamos duramente que durante su mandato se materializó en lo principal la entrega del cobre a un puñado de empresas privadas, que se apoderaron de las mismas e iniciaron su explotación sin pagar nada por el recurso y a un ritmo tal que afectó negativamente el precio mundial del mineral, con inmenso perjuicio para CODELCO y el fisco.
Las grandes AFP desataron una guerra comercial que les permitió apoderarse de este lucrativo mercado, con la complicidad manifiesta del supervisor nombrado por Ud., quién hasta el día de hoy oficia de lobbysta para ellas. De este modo, durante su gobierno se consolidaron estas industrias privadas que en conjunto hoy se apropian anualmente más de 26 mil millones de dólares que pertenecen al pueblo de Chile: la renta de sus minerales y el 13 por ciento de sus salarios.
Asimismo, sin perjuicio de su preocupación personal por la educación pública, a la cual aumentó considerablemente los recursos mediante el programa de Jornada Escolar Completa, su gobierno maltrató gravemente al magisterio, al que se pretendió aplastar en el curso de un largo movimiento huelguístico, al tiempo que continuaba la privatización del sector.
Me parece necesario mencionar estos problemas ahora, puesto que están entre los principales que la Concertación no quiso o no pudo abordar en estos veinte años.
Esa es la causa de fondo por la cual la ciudadanía no creyó que Ud. iba resolverlos ahora, si le confiaba un segundo período presidencial. Tampoco nos creyó a nosotros en la medida suficiente, cuando hicimos decidida campaña en su favor. Valoramos inmensamente que Ud. obtuvo casi la mitad de los votos y sabemos que más de tres cuartas partes de la estrecha ventaja que logró Piñera se originó en apenas seis comunas ultra ricas que concentran menos del 7 por ciento de la votación total. Sin embargo, no se nos escapa que la otra mitad de los ciudadanos le negó su adhesión en esta ocasión.
El pueblo no es iluso. Sabe a ciencia cierta que Piñera tampoco va a resolver los problemas, que en el mejor de los casos va a continuar haciendo cosas parecidas y en el peor de los casos los va a agravar. Sin embargo, a pesar de ello, estimó que lo principal en este momento era manifestar que la Concertación merecía una sanción por no haber realizado los cambios que el país necesita. Y no hay mejor castigo que sacarla del gobierno. Hubiésemos deseado que las cosas fueran de otra manera, pero ha resultado así y debemos respetar ese veredicto. Con franqueza, pienso que en estas materias el pueblo rara vez se equivoca. Es muy paciente, pero cada veinte años pierde la paciencia. Ello ha ocurrido nuevamente. Piñera debería considerar ese estado de ánimo.
Quiero destacar finalmente que Ud. ha dado al país una lección de responsabilidad política. Cuando se decidió por ingresar en esta actividad lo hizo a través de su partido, entendiendo que por muchas que sean sus imperfecciones -las cuales hay que corregir constantemente-, constituyen los canales más importantes y estables de participación política de la ciudadanía. Tuvo la humildad de empezar por la base, además. De hecho, la primera vez que lo vi fue en una pequeña reunión del Partido Demócrata Cristiano de Cerro Navia, a la cual concurrió como dirigente del partido a apoyar a sus candidatos a parlamentarios en la campaña de 1989. El inteligente y flexible sistema de partidos políticos chilenos constituye una de las principales riquezas de la vida democrática del país a lo largo de toda su vida republicana. El período más negro de nuestra historia coincide precisamente con el único momento en el cual los partidos políticos fueron proscritos completamente del ejercicio del poder.
De hecho, una de las principales lesiones de la institucionalidad actual es precisamente su capacidad de maniatar la acción de los partidos y haber excluido durante veinte años a uno de los principales y más antiguo de todos; situación que Ud. ayudó a corregir en parte durante la reciente campaña. La acción de los partidos se vio constreñida hasta tal punto que uno de los principales asesores de uno de los ex-presidentes ha reconocido por estos días la existencia de dos Concertaciones. Una estaría conformada por lo que denominó el “partido transversal” de asesores y tecnócratas ajenos a los partidos, que manejaron las principales decisiones gubernamentales a lo largo de estos veinte años, en estrecha concomitancia con la oposición de derecha y las potencias extranjeras e instituciones internacionales que influyeron decisivamente en la transición chilena. Según él, esta “Concertación” es inteligente, moderna, eficiente y no se cuantas cosas más, lo que contrastó con los partidos de la coalición, a los cuales se refirió con desprecio como figuras del pasado y les atribuyó la derrota reciente.
El ex presidente referido, en un encendido y tal vez no muy pertinente discurso en la noche de la elección, pareció hacerse eco de estas concepciones de su orejero, al alabar de manera no crítica la acción de sus gobiernos y atribuir la derrota a determinadas “prácticas políticas.” Es exactamente al revés. La principal responsabilidad de la derrota la tienen precisamente quiénes ejercieron el poder real, en desmedro de los partidos. Ellos maltrataron constantemente al movimiento social y la población en general, la atención de cuya justas demandas descalificaron como “populismo.” Al mismo tiempo, ofrecían todo tipo de privilegios a los que disponen de ellos más que de sobra. Se negaron sistemáticamente a abordar los principales problemas del país, prolongando en los hechos lo esencial del modelo económico y social heredado de la dictadura; que inspira sus convicciones más íntimas, por lo demás.
La acción de los partidos no excluye, sino muy por el contrario, hace posible, la más amplia participación política de sectores y figuras independientes, así como todo tipo de organizaciones de la sociedad civil. Así ha sido siempre. El pretender oponer unos a otros y centrar la crítica en el desprestigio de los partidos y sus dirigentes es un error, que refleja cierto infantilismo o el más abyecto oportunismo. Lamentablemente, hicieron gala de ello algunos que desde un supuesto progresismo no dejaron pasar día de campaña sin aportar su grano de arena o algo bastante más contundente a la derrota de su candidatura. Por estos días, dichas posiciones florecerán en un ambiente transitorio de derrota y dispersión.
Durará poco. Entre otras cosas porque nuestros adversarios no se andarán con muchas sutilezas. El retorno de las fuerzas progresistas al gobierno se gestará en la oposición firme, amplia y unitaria de sus partidos, a la cual Ud. llamó a las fuerzas progresistas en su digno discurso en la noche de la elección. Ellos concurrirán junto a un movimiento social crecientemente activo y extendido, que logrará frenar los intentos de retroceso que la derecha ha anunciado desde el primer día. Asimismo en la difusión del radical programa de cambios democráticos y nacionales, en torno al cual lograron significativo consenso durante la segunda vuelta electoral. Nos encontraremos en muchas ocasiones en el curso de esa construcción.
Deseando lo mejor a Ud. y su familia, se despide cordialmente
Manuel Riesco Larraín, economista, ex miembro del comando de la candidatura presidencial de Jorge Arrat.-"
"Estimado Senador Frei:
Me dirijo a Ud. para expresarle públicamente mis más sinceros respetos, reconocimiento y felicitaciones, por su desempeño durante la reciente campaña presidencial. Me correspondió participar en la misma como miembro del comando del candidato de izquierda durante la primera vuelta electoral, Jorge Arrate.
Junto a nuestro abanderado le brindamos nuestro apoyo oportuno y activo en la segunda vuelta. Dimos una buena batalla en circunstancias muy adversas y a la postre nos ganaron por un estrecho margen. Si hay alguien que no tiene responsabilidad alguna en la derrota por su desempeño en campaña, ese es Ud. Muy por el contrario, su figura se agigantó en el curso de la misma. Desplegó ante el país su tranquilidad, inteligencia, tenacidad, responsabilidad y extraordinaria solidez personal. Como bien dijo la Presidenta Michelle Bachelet, ha dejado muy bien puesto su nombre, el de su coalición política y el de todas las fuerzas progresistas.
Hemos sido leales opositores a todos los gobiernos de la Concertación a lo largo de veinte años. También lo fuimos del suyo. Especialmente cuando gestionó la traída de Pinochet desde Londres, impulsó iniciativas – frustradas, menos mal- que promovían la impunidad para criminales contra la humanidad y no recibió nunca a los familiares de sus víctimas. Principalmente gracias a su lucha, hoy existe evidencia judicial que su propia familia está trágicamente hermanada con ellas, por lo cual le extendemos toda nuestra solidaridad. Gracias a ellas, también, se han logrado avances importantes en esta materia vital para nuestra sociedad.
La principal responsabilidad de la derrota la tienen precisamente quiénes ejercieron el poder real, en desmedro de los partidos. Ellos maltrataron constantemente al movimiento social y la población en general, la atención de cuya justas demandas descalificaron como “populismo.”
Nunca consideramos que hizo un mal gobierno, ni mucho menos. Incluso en el error manifiesto de aplicar una política contractiva durante la Crisis Asiática, la principal responsabilidad correspondió al Banco Central. Sin embargo, criticamos duramente que durante su mandato se materializó en lo principal la entrega del cobre a un puñado de empresas privadas, que se apoderaron de las mismas e iniciaron su explotación sin pagar nada por el recurso y a un ritmo tal que afectó negativamente el precio mundial del mineral, con inmenso perjuicio para CODELCO y el fisco.
Las grandes AFP desataron una guerra comercial que les permitió apoderarse de este lucrativo mercado, con la complicidad manifiesta del supervisor nombrado por Ud., quién hasta el día de hoy oficia de lobbysta para ellas. De este modo, durante su gobierno se consolidaron estas industrias privadas que en conjunto hoy se apropian anualmente más de 26 mil millones de dólares que pertenecen al pueblo de Chile: la renta de sus minerales y el 13 por ciento de sus salarios.
Asimismo, sin perjuicio de su preocupación personal por la educación pública, a la cual aumentó considerablemente los recursos mediante el programa de Jornada Escolar Completa, su gobierno maltrató gravemente al magisterio, al que se pretendió aplastar en el curso de un largo movimiento huelguístico, al tiempo que continuaba la privatización del sector.
Me parece necesario mencionar estos problemas ahora, puesto que están entre los principales que la Concertación no quiso o no pudo abordar en estos veinte años.
Esa es la causa de fondo por la cual la ciudadanía no creyó que Ud. iba resolverlos ahora, si le confiaba un segundo período presidencial. Tampoco nos creyó a nosotros en la medida suficiente, cuando hicimos decidida campaña en su favor. Valoramos inmensamente que Ud. obtuvo casi la mitad de los votos y sabemos que más de tres cuartas partes de la estrecha ventaja que logró Piñera se originó en apenas seis comunas ultra ricas que concentran menos del 7 por ciento de la votación total. Sin embargo, no se nos escapa que la otra mitad de los ciudadanos le negó su adhesión en esta ocasión.
El pueblo no es iluso. Sabe a ciencia cierta que Piñera tampoco va a resolver los problemas, que en el mejor de los casos va a continuar haciendo cosas parecidas y en el peor de los casos los va a agravar. Sin embargo, a pesar de ello, estimó que lo principal en este momento era manifestar que la Concertación merecía una sanción por no haber realizado los cambios que el país necesita. Y no hay mejor castigo que sacarla del gobierno. Hubiésemos deseado que las cosas fueran de otra manera, pero ha resultado así y debemos respetar ese veredicto. Con franqueza, pienso que en estas materias el pueblo rara vez se equivoca. Es muy paciente, pero cada veinte años pierde la paciencia. Ello ha ocurrido nuevamente. Piñera debería considerar ese estado de ánimo.
Quiero destacar finalmente que Ud. ha dado al país una lección de responsabilidad política. Cuando se decidió por ingresar en esta actividad lo hizo a través de su partido, entendiendo que por muchas que sean sus imperfecciones -las cuales hay que corregir constantemente-, constituyen los canales más importantes y estables de participación política de la ciudadanía. Tuvo la humildad de empezar por la base, además. De hecho, la primera vez que lo vi fue en una pequeña reunión del Partido Demócrata Cristiano de Cerro Navia, a la cual concurrió como dirigente del partido a apoyar a sus candidatos a parlamentarios en la campaña de 1989. El inteligente y flexible sistema de partidos políticos chilenos constituye una de las principales riquezas de la vida democrática del país a lo largo de toda su vida republicana. El período más negro de nuestra historia coincide precisamente con el único momento en el cual los partidos políticos fueron proscritos completamente del ejercicio del poder.
De hecho, una de las principales lesiones de la institucionalidad actual es precisamente su capacidad de maniatar la acción de los partidos y haber excluido durante veinte años a uno de los principales y más antiguo de todos; situación que Ud. ayudó a corregir en parte durante la reciente campaña. La acción de los partidos se vio constreñida hasta tal punto que uno de los principales asesores de uno de los ex-presidentes ha reconocido por estos días la existencia de dos Concertaciones. Una estaría conformada por lo que denominó el “partido transversal” de asesores y tecnócratas ajenos a los partidos, que manejaron las principales decisiones gubernamentales a lo largo de estos veinte años, en estrecha concomitancia con la oposición de derecha y las potencias extranjeras e instituciones internacionales que influyeron decisivamente en la transición chilena. Según él, esta “Concertación” es inteligente, moderna, eficiente y no se cuantas cosas más, lo que contrastó con los partidos de la coalición, a los cuales se refirió con desprecio como figuras del pasado y les atribuyó la derrota reciente.
El ex presidente referido, en un encendido y tal vez no muy pertinente discurso en la noche de la elección, pareció hacerse eco de estas concepciones de su orejero, al alabar de manera no crítica la acción de sus gobiernos y atribuir la derrota a determinadas “prácticas políticas.” Es exactamente al revés. La principal responsabilidad de la derrota la tienen precisamente quiénes ejercieron el poder real, en desmedro de los partidos. Ellos maltrataron constantemente al movimiento social y la población en general, la atención de cuya justas demandas descalificaron como “populismo.” Al mismo tiempo, ofrecían todo tipo de privilegios a los que disponen de ellos más que de sobra. Se negaron sistemáticamente a abordar los principales problemas del país, prolongando en los hechos lo esencial del modelo económico y social heredado de la dictadura; que inspira sus convicciones más íntimas, por lo demás.
La acción de los partidos no excluye, sino muy por el contrario, hace posible, la más amplia participación política de sectores y figuras independientes, así como todo tipo de organizaciones de la sociedad civil. Así ha sido siempre. El pretender oponer unos a otros y centrar la crítica en el desprestigio de los partidos y sus dirigentes es un error, que refleja cierto infantilismo o el más abyecto oportunismo. Lamentablemente, hicieron gala de ello algunos que desde un supuesto progresismo no dejaron pasar día de campaña sin aportar su grano de arena o algo bastante más contundente a la derrota de su candidatura. Por estos días, dichas posiciones florecerán en un ambiente transitorio de derrota y dispersión.
Durará poco. Entre otras cosas porque nuestros adversarios no se andarán con muchas sutilezas. El retorno de las fuerzas progresistas al gobierno se gestará en la oposición firme, amplia y unitaria de sus partidos, a la cual Ud. llamó a las fuerzas progresistas en su digno discurso en la noche de la elección. Ellos concurrirán junto a un movimiento social crecientemente activo y extendido, que logrará frenar los intentos de retroceso que la derecha ha anunciado desde el primer día. Asimismo en la difusión del radical programa de cambios democráticos y nacionales, en torno al cual lograron significativo consenso durante la segunda vuelta electoral. Nos encontraremos en muchas ocasiones en el curso de esa construcción.
Deseando lo mejor a Ud. y su familia, se despide cordialmente
Manuel Riesco Larraín, economista, ex miembro del comando de la candidatura presidencial de Jorge Arrat.-"
Comentarios