"A menos que la iglesia católica se atreva a adoptar una definición más incluyente de familia y acepte algunas bondades de la planificación familiar, los mensajes del Te Deum se convertirán en ampliamente conocidos pero poco influyentes declaraciones públicas de dogmas de fe cada vez menos relevantes.
En lo que ya es una tradición de 18 de septiembre, el mensaje del Cardenal Errázuriz llamó a fortalecer la familia. Pero el líder católico no se atrevió a definir qué entiende por familia. Aunque idealmente debieran estar constituidas por una madre, un padre y sus hijos, la realidad de la mayoría de los hogares es diferente. Más de la mitad de los niños nacen fuera del matrimonio. Hay cientos de miles de familias uniparentales (incluida la de la Presidenta Bachelet) y millones de chilenos han vivido quiebres de parejas. Si la iglesia no adopta, en inequívocos términos, una definición más incluyente de familia, sus mensajes en defensa del "núcleo fundamental" simplemente serán desechados por una sociedad que vive realidades mucho más complejas. Adicionalmente, el Cardenal optó por criticar la planificación familiar. Desconociendo que los avances de la ciencia nos han dado mecanismos para que cada pareja decida si una relación sexual será para procrear o constituirá sólo un momento de placer, la iglesia se opone a la libertad de decidir cuándo tener hijos.
Ahora bien, la abierta, pero tímida, crítica del Cardenal a la política oficial de libre acceso a la píldora del día después dejó claro que la Presidenta Bachelet va ganando esta pelea. Si la opinión pública está dividida sobre la distribución gratuita de la píldora del día después a adolescentes, hay una mayoría incontrarrestable a favor de mejorar la educación sexual y el acceso a los condones. Además, porque la Iglesia Católica insiste en defender a la familia sin atreverse a definirla, Bachelet puede aprovechar de plantear sus políticas a favor de una mayor educación sexual como conducentes al fortalecimiento de la familia. Mejor aún, el gobierno puede hacerse eco del llamado eclesiástico incorporando una definición más incluyente de familia.
Naturalmente, nadie puede exigirle a la iglesia católica un pragmatismo que atente contra sus doctrinas. Pero si para la iglesia la familia tradicional es la única válida, debería explicitarlo. De lo contrario, ese mismo discurso servirá para avanzar la agenda progresista del gobierno. Si la iglesia católica adopta una estrategia de resistir sin transar a los profundos cambios que experimenta nuestra sociedad, terminará con más enemigos que aliados.
Peor aún, habrá perdido la ocasión de convertirse en la principal institución defensora de la nueva familia chilena, aquella más diversa, plural, tolerante e incluyente."
En lo que ya es una tradición de 18 de septiembre, el mensaje del Cardenal Errázuriz llamó a fortalecer la familia. Pero el líder católico no se atrevió a definir qué entiende por familia. Aunque idealmente debieran estar constituidas por una madre, un padre y sus hijos, la realidad de la mayoría de los hogares es diferente. Más de la mitad de los niños nacen fuera del matrimonio. Hay cientos de miles de familias uniparentales (incluida la de la Presidenta Bachelet) y millones de chilenos han vivido quiebres de parejas. Si la iglesia no adopta, en inequívocos términos, una definición más incluyente de familia, sus mensajes en defensa del "núcleo fundamental" simplemente serán desechados por una sociedad que vive realidades mucho más complejas. Adicionalmente, el Cardenal optó por criticar la planificación familiar. Desconociendo que los avances de la ciencia nos han dado mecanismos para que cada pareja decida si una relación sexual será para procrear o constituirá sólo un momento de placer, la iglesia se opone a la libertad de decidir cuándo tener hijos.
Ahora bien, la abierta, pero tímida, crítica del Cardenal a la política oficial de libre acceso a la píldora del día después dejó claro que la Presidenta Bachelet va ganando esta pelea. Si la opinión pública está dividida sobre la distribución gratuita de la píldora del día después a adolescentes, hay una mayoría incontrarrestable a favor de mejorar la educación sexual y el acceso a los condones. Además, porque la Iglesia Católica insiste en defender a la familia sin atreverse a definirla, Bachelet puede aprovechar de plantear sus políticas a favor de una mayor educación sexual como conducentes al fortalecimiento de la familia. Mejor aún, el gobierno puede hacerse eco del llamado eclesiástico incorporando una definición más incluyente de familia.
Naturalmente, nadie puede exigirle a la iglesia católica un pragmatismo que atente contra sus doctrinas. Pero si para la iglesia la familia tradicional es la única válida, debería explicitarlo. De lo contrario, ese mismo discurso servirá para avanzar la agenda progresista del gobierno. Si la iglesia católica adopta una estrategia de resistir sin transar a los profundos cambios que experimenta nuestra sociedad, terminará con más enemigos que aliados.
Peor aún, habrá perdido la ocasión de convertirse en la principal institución defensora de la nueva familia chilena, aquella más diversa, plural, tolerante e incluyente."
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