Esto va desde el Página12. gente que hace bien su pega. Algun día el caballero de artes&pegas tendrá que explicar tantas gruesas omisiones:
"Por Silvina Friera
Sus libros fueron prohibidos y hasta quemados por su presunto “contenido obsceno”. Se regodeaba en la mezcla de citas con frases sin terminar, elementos narrativos con documentales, textos de canciones, cuestiones metafísicas, chistes ingenuos y de mal gusto y escenas de sexo con un cinismo que dejaba sin aliento al lector. Su libro Matadero cinco se convirtió en la Biblia de todos los opositores a la guerra de Vietnam. Muchos llevaban la edición de bolsillo de esta novela y se sabían párrafos enteros de memoria. Agnóstico y librepensador, socialista en la meca del capitalismo, depresivo crónico –con un intento de suicidio con píldoras y alcohol–, figura clave de la literatura norteamericana del siglo XX, la crítica norteamericana lo calificó de “visionario”, “amable Casandra”, “auténtico desobediente y humanista”. Con esa originalidad y un sentido del humor que horadaba los argumentos bienpensantes, en una de las últimas entrevistas que concedió, con su melena gris de león que ha vivido lo suyo y esa expresión entre loco y perdido, se burlaba del desgaste de ciertas palabras, del cliché: “He descubierto que un humanista es una persona que tiene un gran interés por los seres humanos. Mi perro es un humanista”. Tal vez sentía que el tiempo se acababa cuando el año pasado escribió en su último libro: “Lo último que hubiese deseado es estar vivo cuando las tres personas más poderosas del planeta se llamaran Bush, Dick y Colin”, en alusión al presidente, vicepresidente y el ex secretario de Estado estadounidenses. Víctima de las lesiones cerebrales que había sufrido tras una caída en su casa de Manhattan, el miércoles por la noche murió, a los 84 años, el escritor Kurt Vonnegut.
Nació el 11 de noviembre de 1922 en Indiana (Estados Unidos). Aunque empezó a estudiar química en la Universidad de Cornell, Vonnegut debió abandonar sus estudios cuando se unió al ejército estadounidense durante la Segunda Guerra Mundial. Su madre se suicidó con una sobredosis de somníferos justo antes de que el escritor partiera hacia Alemania, donde fue tomado prisionero durante la batalla de Ardenas a fines de 1944. No había matado a nadie porque era un tipo particular de soldado, un scout que penetraba en las líneas enemigas sin hacerse notar para descubrir qué había detrás, volver y contarlo a la artillería. “Me considero afortunado por no haber matado a nadie”, recordaba. “Pero si hubiese sido necesario, lo habría hecho.” Como prisionero de guerra en el país de sus ancestros –estaba en Dresde cuando las fuerzas aliadas bombardearon a la población civil (el saldo fue de 135 mil muertos, dos veces las víctimas de Hiroshima)–, se le ordenó que ayudara en la recuperación de cadáveres de las casas destruidas. Aunque siempre dijo que esa experiencia traumática –fue uno de los pocos que sobrevivió entre un grupo de siete prisioneros– no estuvo relacionada con su decisión de escribir, Vonnegut necesitó más de 23 años para darle forma a Matadero cinco, publicada en 1969, en plena guerra de Vietnam. Un libro que nunca volvió a leer –“ni siquiera pude tocar las galeras”, confesó–, y que a casi cuarenta años de su publicación continúa siendo una de las novelas más fuertes y originales de la narrativa norteamericana, por el modo en que se mixtura la realidad y la ciencia ficción, y por su visión crítica de la sociedad y de la crueldad de esa guerra.
Sigan leyendo en el Página12.
Un video de una entrevista de regalo:
Comentarios