Del notable libro de Julio Carrasco, (aka el hermano carrasco, aka malayo, ex tiburón carrasco), "Sumatra", lanzado en una muy notable fiesta hace 21 mes en El Living Centro Arte Alameda (le llevó cortometraje de zebra, "12 minutos" muy entretenido, redondo, sin pretensiones, un juego muy bien jugado y tocata de Los Muebles) van los esperados poemazos sumatrianos, publicados en este blog con permiso del autor:
Cuando Rescaté a Sofía
Muchas veces soñé con rescatar a Sofía de un incendio, un secuestro o algo así
Mis sueños tenían finales de película, delirios infantiles que sólo yo me perdono
Pero una vez la salvé realmente, aunque ella no lo sabe
Estábamos sentados uno junto al otro en su departamento
Habíamos empezado a hablar cuando el sol estaba alto
y ahora, con la llegada al balcón de las últimas luces del día
(no tan diferentes de las últimas de mi vida, pensaba yo)
no quedaba nada por decir
Sofía estaba de espaldas al balcón y frente a mí
por eso su cara había quedado parcialmente en penumbras
Siempre la exasperó no saber en qué estana pensando
En ese momento no pensaba en nada
Mi vista iba y venía entre ella y el atardecer
Primero el balcón, después ella, de nuevo el balcón, mecánicamente
Hasta que, encandilado por la diferencia de luz
empecé a perder los contornos de su figura
Cada vez la veía más borrosa; se estaba desvaneciendo
Sentí miedo, Sofía se estaba desvaneciendo
Entonces yo la rescaté y la traje a este poema
donde será para siempre bonita como esa tarde
y nada podrá hacerle daño nunca.
Y nada podrá hacerte daño nunca Sofía
MADRUGADA EN EL LUCAS BAR
No debe faltar en mis memorias la ocasión en que, invitado por mi hermano Ibrahím, vicité uno de los prostíbulos del barrio alto.
Todas las mujeres eran hermosas y yo estaba rebosante de júbilo.
"Pareces poeta" dijo una de ellas, a lo que contesté:
- Tú en cambio pareces una tormenta solar
Qué bonito verso le dije
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