"Señor Director:
Bastó eso para que, inflamado por la furia (que siempre es una variante de la ignorancia), Monseñor tejiera argumentos ad hominem (el más notable de todos: hacerme presente que mi hijo estudia en una universidad católica) y me dirigiera descalificaciones varias.No tengo problemas en poner la otra mejilla frente a los argumentos ad hominem y las descalificaciones.
No lo hago ni por piedad ni por miedo: lo que ocurre es que tengo interés en que un diálogo racional pueda resolver algunos de los más urgentes problemas de la educación.
Invito a lo mismo a la Iglesia Católica. Porque si continúa entre el miedo y la furia, es difícil que pueda hacer algún aporte a este debate.
En una entrevista que no lleva firma y que apareció en el día de ayer (¿la habrá hecho el Espíritu Santo?), Monseñor Ezzati se refiere a unas declaraciones que formulé hace unos diez días. A pesar de lo que Monseñor mañosamente da a entender, no aludí a la actuación de los miembros del Consejo Asesor de Educación.
Me referí, en cambio, a la actitud de la Iglesia y de la derecha en estas materias. Afirmé que la Iglesia y la derecha estaban igualmente animadas por el miedo a que se amagara la libertad de enseñanza y que sus temores frente a la "judicialización" de la calidad educativa reposaban sobre un malentendido.
Afirmé que todo eso era "insensato", o sea, carente de razón o de justificación. Fue todo lo que dije.
Me referí, en cambio, a la actitud de la Iglesia y de la derecha en estas materias. Afirmé que la Iglesia y la derecha estaban igualmente animadas por el miedo a que se amagara la libertad de enseñanza y que sus temores frente a la "judicialización" de la calidad educativa reposaban sobre un malentendido.
Afirmé que todo eso era "insensato", o sea, carente de razón o de justificación. Fue todo lo que dije.
Bastó eso para que, inflamado por la furia (que siempre es una variante de la ignorancia), Monseñor tejiera argumentos ad hominem (el más notable de todos: hacerme presente que mi hijo estudia en una universidad católica) y me dirigiera descalificaciones varias.No tengo problemas en poner la otra mejilla frente a los argumentos ad hominem y las descalificaciones.
No lo hago ni por piedad ni por miedo: lo que ocurre es que tengo interés en que un diálogo racional pueda resolver algunos de los más urgentes problemas de la educación.
Invito a lo mismo a la Iglesia Católica. Porque si continúa entre el miedo y la furia, es difícil que pueda hacer algún aporte a este debate.
CARLOS PEÑA GONZÁLEZ"
En El Mercurio de hoy.
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