Fue un orgullo trabajar en su gobierno.
Como dice Pato Navia en El Clinic, "Lagos nos ha dado alegrías que durarán toda la vida y que llenarán de gloria la historia nacional, provocando la admiración y el cariño en muchas generaciones de chilenos. Por eso, ahora que se va, lo lloramos todos los incondicionales del proyecto histórico de las Grandes Alamedas. A sacarse el sombrero cuando Lagos pase por la calle, que bien se lo tiene merecido. ...Gracias, totales."
Como dice Rafa Gumucio, "Al dejar entrar a la gente a ella [La Moneda], Lagos devolvió a Chile a su historia. ... educado en un mundo en que el poder era el poder y La Moneda era la Moneda, antes de transformar el palacio, modernizarlo, limpiarlo, y blanquearlo, le devolvió su pasado. La puerta de Morandé 80, el balcón donde saludaba Allende. El informe Valech, las disculpas de Cheyre, la muerte en vida de Pinochet y su legado, Lagos no escatimó esfuerzo por sanar las heridas y restablecer una historia en que sí había víctimas y victimarios. "
"Claro, apurado por hacer cosas visibles y espectaculares, muchas reformas importantes se han hecho mal, y otras no se han hecho. Pero yo no soy un político, sino un escritor. y como tal no puedo sino admirar la perfección de la arquitectura Laguista. Una arquitectura que no construye un nuevo Palacio, sino que lo renueva, le devuelve sentido y nos inventa una historia más vivible y compasiva. Que nos da motivo para el orgullo, y obras y empresas en que canalizar ese orgullo."
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