Sr. Director (a):
"En un país en que desde hace mucho tiempo es usual que los estudiantes consuman marihuana, y que cuenta con leyes que no prohíben consumirla, pero sí todo lo demás que resulte necesario para lograrlo (plantar, distribuir, comprar, vender, regalar....e incluso hacer apología de la misma -lo que podría ser en el fondo algo tan simple como argumentar el desacuerdo con la 'guerra' tan catastrófica y erróneamente planteada en contra de algunas drogas-), resulta un hecho bastante natural que los estudiantes que gustan de consumirla recurran para su adquisición a lo que tengan a mano. Por otro lado, tampoco resulta demasiado sorprendente que frente a ese escenario, y agregando el problema de la cesantía y bajos sueldos con que se condena a amplios sectores juveniles, algunos opten por vender marihuana a los estudiantes.
Tal vez el público se ha acostumbrado a ligar "traficante" con "mafia", "armas", "balaceras", etc. , pero sería bueno tener en cuenta que los grandes traficantes son millonarios y no viven en poblaciones ni frecuentan los "pastos" universitarios (dado que operan a través de redes muy jerarquizadas), y que el simplismo de la palabra "tráfico" engloba también a quienes cultivan sus plantas y venden o regalan el producto a amigos, y a todas las "señoras Juanitas" que no han encontrado una forma menos ilegal de afrontar necesidades mínimas en su vida personal y familiar (curiosamente, estos tipos de traficantes pueblan las cárceles con más frecuencia que los primeros).
Quienes se congratulan por el éxito de operaciones como la dada a conocer esta semana en un campus universitario de Santiago (cuyo nombre no deja de ser curioso, pues "operación cordón macul" inevitablemente recordará a muchos los cordones industriales de los 70, y las formas de resistencia estudiantil antidictatorial en los 80) no saben o no quieren asumir que sus efectos serán irrelevantes. El problema de cosificar "la droga" como problema, deja de lado lo que está detrás: las ganas de consumirla. Además, siendo rigurosos, hay problemas ligados que no resultan discutidos jamás: ¿es preferible que en vez de marihuana se consuman drogas mucho más tóxicas como la pasta base? ¿no resulta alarmante que ni siquiera en el CONACE tengan claro que hay una gran diferencia entre la marihuana propiamente tal y su adulteración como "paraguaya" o "prensada" [1]? ¿a nadie escandaliza que las drogas legales de las farmacias no solo estén cada vez más presentes en la dieta diaria de la población sino que incluso se sugiera en la publicidad de la TV que para poder levantarse hay que tomar café, y que para soportar el trabajo, la ciudad o al marido apersonándose con todos sus amigotes futboleros hay que tomar pastillas?
Por otra parte, ¿qué tan adecuado es que se hayan filmado las vidas de miles de estudiantes durante no sé sabe cuanto tiempo, en los pastos y arbustos que se utilizan también para muchas otras cosas? ¿es el problema de la droga razón suficiente para actuar secreta e invasivamente en territorios en los que mal que bien los jóvenes de una u otra forma socializan, participan e incluso aman, vulnerando la intimidad de miles de personas para atrapar a un par de traficantes de poca monta?
Es hora de tomar las cosas en serio, y asumir que el show antidelictivo que entretiene a gran parte del país es sesgado porque no todos quienes delinquen son presentados mediáticamente como "delincuentes", y subsiste una tendencia a la impunidad se las ilegalidades del Poder-, contraproducente porque hemos duplicado en 15 años la cantidad de presos en cárceles indignas y hacinadas-, injusto porque la desigualdad se materializa inclusive en cárceles especiales para los delincuentes especiales-, irracional porque un neonazi que dirige ataques contra travestis puede escapar del país ante la tendencia histórica del sistema penal a concentrarse en otras cosas supuestamente más graves- y mentiroso porque los hechos de mayor nocividad social y ecológica son tratados al margen del prisma "criminal", o a la mucho se sancionan con sistemas de multas-. Mientras eso no se asuma, no es de extrañar que la idea de "libertades públicas" parezca no significar mucho para nadie."
Julio Cortés Morales
[1] En algún momento del año pasado la directora de tal organismo señaló en televisión que la diferencia entre la marihuana normal y la "paraguaya" es que esta última crece en climas donde se concentra más THC, pero que no por eso la otra no es mala también. ¿Cómo calificar esta afirmación, viniendo de donde viene? Dejo esa reflexión al lector.
Carta enviada a los medios y ¿publicada?
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